29 diciembre 2005
16 diciembre 2005
12 diciembre 2005
10 años
Un diciembre similar al que va en curso, pero de 1995, yo salía de 4to medio.
Cómo fui en el colegio?. Me sacaba buenas notas, pero no matea. Salí un par de veces mejor compañera. Durante los 12 años sólo una vez me echaron de la sala. Al encontrame con un profesor en el patio, no me creyó. Para algunos eso era casi imposible.
No considero haber tenido "mejores amigos" dentro del colegio. Ningún compañero me caía mal, los consideraba a todos como mi segunda familia.
Aún recuerdo una mañana en que a falta del profesor todos daban vueltas por la sala y/o patio contiguo, mientras yo miraba el cielo arriba de una banca. Pocas veces he sentido esa sensación de paz, tranquilidad y Seguridad, ese cariño por todos los revoltosos que pululaban cerca.
A medida que se acercaba el fin, el miedo crecía. No quería dejar de verlos. No quería tener que formar lazos nuevamente con otras personas. La timidez en esa época era grande. Inseguridad era mi palabra.
Claro, todos dijimos que seguiríamos viéndonos. Así fue durante los primeros años. Nos juntábamos cada cierto tiempo para revivir las estupideces que hacíamos cuando colegiales.
Pero la vorágine nos empezó a consumir y cada vez fueron menos a las reuniones, y cada vez fueron más alejadas. Y en mi caso, aquellos nuevos lazos que temía formar se fueron fortaleciendo y consumiendo mis días y energía.
El 2004 nos juntamos una vez más. Fue el quiebre, mi quiebre. De cierta manera sentí que ya no pertenecía. Que era distinta a los que tenía enfrente. O más que eso, sentía que no tenía qué compartir con ellos. Llegaron las preguntas odiosas como ¿qué estás haciendo?, cuánto ganas? y otras más.
Y este año a muchos los embargo la manía de la década de las celebraciones. Y se empezaron a organizar.
Yo no fui a ninguna reunión de este año.
A principios de diciembre llegó el mail decisivo. Había fecha y lugar para la reunión. Sería el miércoles 8 a las 20.00 . Y llegó también la presión para que fuese.
Pagué mi cuota y pude olvidarme del asunto.
Olvidarme hasta alrededor las 10 de la noche cuando empezó a sonar el teléfono. Lo dejé en silencio y me fui con mi mamá y mi sobrina al cierre con vedettos de la candidata RN.
Pensé que habría fotos y relato del encuentro. Pero no me ha llegado nada. Normal. Supongo que si no fui es señal que no me importa y por lo tanto no debería esperar más.
Pero no es que no me importe. Y no es solo mi sentido "voyerista" el querer tener información del evento.
No es que no quisiera verlos. Es que no tengo cara para verlos.
Todo esto ha hecho darme cuenta que aún estoy en la crisis de los 24, cuando me di cuenta que no había hecho nada de lo que quería hacer, que mis sueños ya no estaban porque se habían diluido sin enterarme. Y que ni siquiera podría decir que me había vendido al sistema, porque solo me camuflé con él y ahora soy parte del paisaje, venderse al menos hubiese sido en conciencia.
No gracias, prefiero seguir en estado de letargo. Despertar duele, y ya no estoy para eso.