23 junio 2005

Tienda de Mascotas

En la hora de almuerzo acompañé a la Sita M al centro por unos trámites.
Después de sacar plata del cajero del mismo banco donde ella depositaría, almorcé una rica empanada queso-champiñones de la Plaza de Armas, y de postre helado de chocolate (es que incríblemente hoy también hay sol, aunque claro, un helado de chocolate no necesita sol).
Cuando estábamos intentando salir del estacionamiento nos fijamos en los perritos que estaban a la venta en la Tienda de mascotas, y me acordé de algo ... QUÉ INJUSTO (no sé si injusto es el mejor calificativo) ES QUE EXISTAN LAS TINDAS DE MASCOTAS.
Creo que algunos no alcanzaban a tener un mes. Cómo es posible que alguien pueda separarlos tan pequeños, tenerlo en vitrina en un espacio reducido .. cómo es posible que alguien pagué más encima. Quizá a algunos no les parezca la comparación, pero pagar por un ser vivo considero que es lo mismo que la compra de esclavos.
Según recuerdo en la casa nunca compramos un perro, o nos los regalaban o los acogiamos de la calle.
Una vez mi papá en sus paseos por la plaza (que ya no existe gracias al progreso) encontró al Rinti. Lo llevo para la casa y nos dijo, "uds deciden si se queda, o lo llevo devuelta donde lo encontré". "¿Cómo?" - dijimos- "osea, si ya lo trajiste obvio que se queda .. no podemos andar recogiendo y depués botando, eso no se hace." Y el Rinti pasó muchos años más con nostros escalando las paredes, hasta que murió de viejo.